Radio Victoria, 30 años. "Defendiendo el territorio y la comunicación comunitaria"

Se celebró el 30 aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz que pusieron fin a la dictadura militar de cinco décadas y a la cruenta guerra civil de doce años, en medio de una creciente disputa de sentidos entre el presidente Nayib Bukele que quiere borrarlos del imaginario colectivo para imponer su propio relato y diversos sectores de la población que intentan mantener viva la memoria histórica.

#EditorialARPAS

La conmemoración se realizó, a pesar del rebrote de casos de COVID-19 con su variante Ómicron, los treinta retenes militares y policiales para contener el ingreso de manifestantes a San Salvador y la fuerte campaña gubernamental contra la celebración histórica.

Y eso es lo bueno. Comunidades, organizaciones populares, movimientos sociales y sectores democráticos del país marcharon desde el parque Cuscatlán y otros puntos de la capital hacia el centro histórico. La movilización estuvo encabezada por familiares de víctimas de graves violaciones a los derechos humanos cometidas antes y durante la guerra civil, quienes siguen reclamando justicia.

Lo malo fue la “mancha partidaria” que tuvo la movilización social debido al desacierto político del grupo que controla al FMLN y a la vez respalda tras bambalinas a Nayib Bukele. Este sector -que domina la comisión política y el consejo nacional del ex partido gobernante- convocó a sus miembros a la misma hora y lugar de la marcha de las organizaciones populares.

Y lo feo y peor ha sido, desde luego, la ofensiva oficialista contra la conmemoración. Siguiendo el discurso de que la guerra civil y los Acuerdos de Paz “son una farsa” los diputados de Bukele derogaron los decretos de celebración de la paz como fiesta nacional y -en un acto cargado de demagogia, hipocresía y cinismo- aprobaron uno que declara el 16 de enero como “día de la víctimas del conflicto armado”.

En su cuenta de Twitter Bukele calificó de “espurios” los Acuerdos, se jactó de que el aniversario de su firma “ya no será una fiesta nacional” y ofendió a la comunidad internacional pidiéndoles que “no se meta”, en respuesta a mensajes de Naciones Unidas y países como España, Estados Unidos, México y otros que saludaron la conmemoración de los Acuerdos.

En este espacio editorial deseamos que la conmemoración del 30 aniversario de los Acuerdos de Paz sea un nuevo impulso en la lucha por revertir los graves retrocesos democráticos que sufre el país y por construir una verdadera paz y democracia, sin la confrontación y el autoritarismo que están provocando situaciones similares a las de antes de la guerra civil y los Acuerdos de Paz.

Ojalá que así sea.

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