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Por ADES

El ciclo agrícola inicia y con él las preocupaciones de las familias campesinas por conseguir los abonos, insecticidas, pesticidas y otros venenos que  se han vuelto importantes para la siembra.

Las familias campesinas han adoptado estas herramientas, proporcionadas por el mercado, sin estar consciente de los daños que causan en la salud y el medio ambiente.

Para muchas y muchos, este argumento sea una total mentira. ¿Qué  le parece si nos adentramos a conocer de qué están hecho estos químicos usados para la siembra?

Los pesticidas son derivados de las armas químicas elaboradas durante la I y II Guerra Mundial. Son productos tóxicos fabricados para matar organismos vivos, y se reparten en tres categorías de mayor utilización –herbicidas, insecticidas y fungicidas-.La intoxicación ocurre por inhalación, penetración a través de la piel, o ingestión directa o indirecta (por leche, carne, huevos, plantas con residuos tóxicos).

Estudios han demostrado que al uso de estos venenos se asocian problemas respiratorios, trastornos de memoria, enfermedades de la piel, depresión, abortos, defectos de nacimiento, cáncer y enfermedades neurológicas tales como Enfermedad de Parkinson.

Estos problemas no se manifiestan inmediatamente, estos daños se evidencias hasta 10 años después de que el cuerpo ha hecho contacto con alguna sustancia de estas.

Por todo ello, es urgente optar por un modo de producción alternativo, uno que nos alargue la vida y no que nos mate. Es necesario cultivar nuestra comida libre de venenos y plaguicida.

Pregúntese ¿Por qué los ricos vendiendo estos venenos para la siembra ellos no se alimentan con la cosecha que se produce?. Ellos buscan alimentos producidos de manera orgánica, libre de los venenos que ellos mismos comercializan.

El campesinado debe optar por un modo propio de producir, esonos liberará de la dependencia que se tienen con el mercado, ese sistema que venden carísimo los insumos agrícolas pero que compra a precios de miseria la cosecha que el campesinado produce.

Por ello ADES apuesta por la agricultura orgánica, porque es nuestra manera de bofetear al mercado y  a todos esos ricos que aumentan sus ganancias envenenando y jugando con la comida del pueblo.

Desde ADES creemos que la agricultura debe ser vida, no muerte.

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