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Por Norma Ramíez 

El Día Internacional de la Mujer, es un hecho que se conmemora, no se celebra. Se celebra un cumpleaños, una misa, una boda o cualquier evento social o religioso; y se conmemoran hechos de significación histórica, relevancia política y fechas relacionadas con las luchas sociales, especialmente aquéllas que permitieron la conquista de algún derecho.

El Salvador y Centroamérica tienen la tarea particularmente de reflexionar acerca de algunas garantías que todavía no se han alcanzado y situaciones de desigualdades que siguen existiendo. Así mismo, es necesario reflexionar como la integridad y la vida de las defensoras de derechos humanos, ambientales y sociales son amenazadas por el modelo extractivista, las políticas de corrupción y la criminalización.

Por tanto, el Día Internacional de la Mujer se conmemora porque es para reivindicar los derechos de las mujeres, denunciar las injusticias que afectan especialmente a ellas y continuar la lucha contra el patriarcado, el machismo, el sexismo y todos sus derivados y conexos (Y gracias a las mujeres feministas por reiterar esa aclaración de que no se trata de una celebración, sino de una conmemoración).

Por eso, este día no es para felicitar a las mujeres “por ser mujeres” (trabajadoras, incasables, bonitas, sacrificadas, etc.) No. Es para respetar sus derechos, apoyar sus demandas y que los hombres también asuman como suyas las luchas de las mujeres. La ocasión es, pues, para que los hombres expresen su solidaridad, respaldo y compromiso de terminar con los resabios machistas que impiden relaciones de género más equitativas.

Así que, para los hombres, el Día Internacional de la Mujer debe ser para cuestionarse los machismos, sentir vergüenza por la inequidad que afecta a las mujeres y respaldar sus demandas al Estado por la despenalización del aborto, acción efectiva contra los feminicidios, aplicación plena de las leyes que las protegen, cumplimiento de los tratados internacionales que les reconocen derechos, mayor participación política, acción contra la violencia simbólica y el sexismo en medios de comunicación y redes digitales, y políticas públicas de equidad en empleo, salarios y acceso a educación, salud y servicios básicos.

El Día Internacional de la Mujer también debe apelar a la unidad de mujeres y hombres en las luchas que son de todas y todos: luchas como la no privatización del agua, la renacionalización de las pensiones, la reforma fiscal progresiva donde “paguen más quienes tienen más”, la reversión del grave deterioro ambiental, una transparencia y anticorrupción, etc.

Hay que conmemorar, pues, este día los derechos y luchas de las mujeres, el respaldo de los hombres a sus demandas y la unidad de mujeres y hombres en la construcción de un país más democrático, equitativo, incluyente, sustentable, pacífico y solidario. Un país sin violencia, con justicia y sin desigualdades.

Ojalá que así sea.

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